Esta es mi historia sobre un campamento.
Todo comenzó el día 6, no importa de que mes, sólo importa lo que sentí aquel día, en ese campamento.
Cuando llegamos nos llevaron al comedor para conocernos y me dije a mi mismo: -¡Una hora de viaje para esto!
Pero cuando fuimos a la playa fue inolvidable porque yo nunca había ido a una playa.
Nos dejaron mojarnos los pies. Era la primera vez que yo sentía el agua de una playa, era un sueño hecho realidad.
Después de jugar un rato era hora de irnos, pero nos quedamos en silencio cinco minutos a sentir la playa.
Yo me quedé como de piedra allí sentado y escuché las olas chocando contra la arena, las gaviotas luchando contra el viento, no pasó ni un auto en esos cinco minutos.
¡Fue increíble! Me sentí como las aves que luchan contra el viento, como las olas que cada vez eran más grandes, casi es imposible de contar lo que sentí aquel día, en aquella playa.
Jonatan Píriz.
Hola Jonatan. Mi nombre es Federico Olascuaga, soy profesor de Historia. Es para mí un gusto estar en contacto contigo.
ResponderEliminarQuiero felicitarte por la forma en que nos cuentas tu preciosa experiencia con relación a la playa. Me encantó saber que lograste "sentir" la playa. Mucha gente conoce hace mucho la playa pero no ha sido capaz de ver lo que tu sí: las olas chocando contra la arena, las gaviotas peleando contra el viento. Nadie se da cuenta lo maravilloso que puede ser mojar sus piecitos en el agua salada. Has visto lo simple y maravilloso de las cosas. En silencio escuchaste todo lo que la playa tenía para decirte.
Para despedirme quiero contarte un secreto: la gaviota cree que vuela a pesar del viento, pero en realidad no sabe que vuela gracias al viento, que la eleva. Todos en la vida somos gaviotas, los problemas y las adversidades nos pueden enseñar a volar.
Saludos!